21 diciembre, 2017

Visita de Javier Coronilla

http://www.diariodecadiz.es/provincia/Javier-Coronilladisenador-animatronics-especiales-buena_0_1129387772.html
Fuente: Diario de Cádiz
23 de abril de 2017
En las grandes productoras les llaman 'criaturas' pero Javier Coronilla se refiere a ellas como 'bichos'. Técnicamente, este joven de 35 años nacido y criado en San Fernando y residente en Chiclana, es desarrollador de animatrónica, esos artilugios que hacen que por ejemplo los personajes más extraños de la Guerra de las Galaxias tengan movimiento y expresiones humanoides aunque sean, por dentro, máquinas. Javier trabaja habitualmente para gigantes del cine como la Disney en producciones como Star Wars, y vive su vida a saltos entre los estudios Pinewood de Londres y su tierra natal. Él creó el mecanismo de movimiento del rostro del 'monstruo' de Un monstruo viene a verme, la película de J.A. Bayona que ganó 11 galardones en la última edición de los premios Goya. Y entre ellos el de Efectos Especiales, en los que él tuvo tan importante papel.
-Le pega haber hechos estos 'bichos' desde que era un niño.
-Claro. Mi padre ya me llamaba friki, aunque yo creo que soy sólo raro. En realidad, siempre quise ser piloto de combate. De hecho oposité sin éxito para entrar en la Academia de San Javier. Pero ya desde niño estaba desmontando cosas, haciendo 'tiestos' y mis padres decían: 'este niño va a ser ingeniero...' Yo digo que no soy ingeniero sino ingenioso, que no es lo mismo, porque la física y las matemáticas están de por medio. No he podido con ellas. Dejé la carrera de ingeniería mecánica, monté una productora, me fui a Madrid a trabajar en una agencia de publicidad, y me dieron la del pulpo...
-Por lo que dice, no parece que ese trabajo le gustara mucho
-Uf. Allí estuve dos años y un día, contados como una condena, pero también conocí a una chica de Londres que me sugirió probar en Inglaterra. ¿Qué hago yo en Londres?me dije al principio, pero me decidí y me planté allí con 27 años y mi portafolio, en la empresa Milennium FX. Como no había nada para animatrónica, me pusieron a limpiar moldes durante dos semanas. Insistí tanto que un día me dijeron que había que poner luces enun robot, y a partir de ahí...
-¿A partir de ahí, se puede decir que despegó?
-Bueno, al principio fue difícil. Yo vivía en España, pero les hacía creer que estaba en Londres, y cuando me llamaban cogía el Ryanair, hacía mi trabajo, dormía en el sofá de un amigo y me volvía a España. Le perdía dinero de todas todas, pero era la forma de que me llamaran.
-¿Y cómo llegó a trabajar en Star Wars?
-Poco a poco, vas cogiendo proyectos más grandes. En aquellos días entró una película importante, Frankenstein... y además esta gente hacen una serie muy conocida en Inglaterra, Doctor Who. Vas conociendo gente... que es una de las cosas más interesantes de este curro, la gente que conoces, lo que te van enseñando. Imagínate preguntarle a alguien que ves con experiencia ¿por qué pones este tornillo así? Y que él te responda: "No, porque cuando hicimos a Yoda (¡Yoda!) en la versión original, probamos esto..." Y claro ¿qué haces? te pones a sus pies. Te empiezas a codear con gente que cuando tú eras niño y veías esas películas ellos eran los que estaban detrás haciendo eso... y así haciendo, haciendo, hemos llegado a hacer los bichos estos (señala los carteles de Star Wars), que no es que los haga yo sino que participo en su proceso...
-¿Y en qué momento entra usted en la rueda de cosas tan gordas?
-Yo soy autónomo, desde siempre. Tienes mucha libertad, pero en proyectos tan grandes como los de Lucas Film y Disney no eres tan autónomo. La forma es: el director o producción busca un supervisor, y este se encarga de buscar otros supervisores, y se monta el árbol. Tú te integras en ese departamento pero en el momento en el que la película se acaba se desmonta el árbol. No hay ningún proceso de selección... sino de decisiones en el taller, del tipo "tú sabes si Fulano está libre, llámalo y dile que se venga". Tienes que procurar estar en esa rueda para que cuando empiece un proyecto te llamen, y además estar tú encima. Por ejemplo, te enteras de una que ha empezado hace muy poco, Mary Poppins, y empiezas a preguntar a tus conocidos ¿quién lleva la película?¿conoces a alguien que esté dentro, tienes su teléfono...? A eso en España se le llamaría a lo mejor enchufismo, pero no es eso, puesto que no debes favores a nadie, y no trabajas si eres malo.
-Por allí, además, habrá mucha gente que trabaje en eso.
-Nooo, también nosotros, los que hacemos animación física, somos una especie en extinción. De hecho se ve en los créditos de las películas, que sale 'departamento de digital' y son cinco columnas de nombres. Pero cuando sale el 'departamento de criaturas' o 'Animatrónica', somos ocho. Nosotros somos artesanos. Hay casos muy especiales como el de una señora que lleva 40 años poniendo pelos y plumas. Te preguntas ¿cuántos trabajos hay para poner pelos y plumas? Muy pocos, pero es que sólo lo hace ella. Y se puede vivir muy bien de eso.
-¿Y usted, cuáles serían sus 'plumas'?
-Yo lo que hago son lo que se llaman animatronics. Soy 'diseñador de animatronics'. Yo lo que hago es el mecanismo de dentro de los personajes para que se muevan. Por ejemplo, en el caso de Star Wars a mí me dan de dirección una foto del personaje, o un dibujo y me explican cómo es. Y me dicen "este personaje molaría que se riera así, o así". La designación de cada técnico es según las habilidades que tú tengas reconocidas. Hay gente que es muy buena haciendo ojos, o mecanismo de párpados, o gente muy buena moviendo los labios. Entonces, el supervisor te da la piel y el hueso, una carcasa de fibra de vidrio. Y entre los dos, ese es el espacio que tienes para crear todo el mecanismo que haga que mueva los ojos, que mueva las orejas, los pómulos, todo tan complicado como requiera.
-Así dicho parece fácil, ¿pero cómo se consigue trasladar eso al movimiento de la cara de una 'criatura'?
-Hay que hacer un estudio del personaje. Primero analizas, no científicamente, pero sí empleas un buen tiempo: si quiero que mueva este pómulo, en este ángulo, pues a lo mejor hay que poner el eje por aquí arriba (se toca bajo el ojo)... Tengo que construir una pala, que vaya por debajo de la piel para que haga eso... Vas analizando, y ahí entra la experiencia.
-¿Qué y cuántos mecanismos tiene que meter en una cara para que haga todos esos gestos?
-Eso se hace con servos con radio control, que básicamente es un motor que tú le puedes decir dónde se mueve, le indicas cómo moverse. Pues motores de esos, una cabeza humana puede tener entre 20 y 25. El problema es que no se note, hacerlo lo más pequeño posible, porque muchas veces lo quehay debajo es un actor, y entre su cara y la máscara tienes que trabajar, ahí metes el mecanismo. De hecho, la mayoría de las veces ahora metemos los motores en la espalda en una especie de chaleco. Hablamos de milímetros.
-Los actores estarán incomodísimos con eso.
-Incomodísimos. De hecho hay actores que se dedican exclusivamente a eso, gente que tiene mucho aguante. Pero hay actores famosos que en cuanto les pones un maquillaje o una prótesis se agobian. Y es comprensible porque se hace a la cara de él, sobre un molde de su cara.
-¿Teme que el digital acabe con todos esos oficios?
-No lo sé. Sí que es cierto que al principio hubo un bum digital, que todo se quería hacer en digital. Y con el tiempo se ha llegado a un equilibrio, porque el público también está cansado del muñeco digital, de este transformer que no se ve nada, que vas al cine y no ves nada. Trabajar con el tipo de cosas que nosotros hacemos al director y al actor les permite actuar porque está dándole la réplica a algo que está ahí, tanto si es un monstruo como si es otro personaje. Esa es la gran ventaja de esto. El jefe de fotografía puede iluminarlo... y aunque se están dando unos avances enormes el ojo todavía percibe cuando estás viendo algo digital. Lo bueno es que hemos llegado a un equilibrio y a veces nuestras criaturas se retocan digitalmente o hacemos sólo una parte y la otra se hace digital.
-¿Un monstruo viene a verme es su mejor trabajo?
-Es con la que más he disfrutado, porque en Inglaterra yo soy el único español que estoy en ese departamento, me paso el día hablando en inglés. En Un monstruo... lo bonito fue que nos trajeron a todos los españoles que estamos repartidos e hicimos una peli todos juntos. Fue el único proyecto en el que he cogido peso, por las comidas que nos metíamos después de trabajar. De hecho, vino un compañero de Inglaterra que era vegetariano y en un mes se convirtió, jaja.
-¿En qué se considera usted de los buenos en esto?
-Bueno, yo soy del montón, lo que pasa es que me junto con gente muy buena. Soy un poco generalista. Haces un poco de todo. ¡Es que hablamos de gente muy buena! gente que ha hecho cosas muy grandes, las tortugas ninjas, Star Wars, que se permiten el lujo de destacar en algo. Yo todavía estoy en una fase más generalista, en la que hago el bicho que me llega. Sí es cierto que el tema ocular me gusta mucho, pero el de labios mmmm.... me cuesta mucho. Pero no he tenido tiempo, tengo 35, llevo en esto siete u ocho años. Cuando tenga 30 años trabajados, podré especializarme, aún no tengo trayectoria.
-¿Cómo espera usted que le afecte el 'Brexit'?
-Lo veo complicado. Tengo la esperanza de que como hay tanto inglés en España tengan algo de tacto con nosotros. Aunque estamos viendo que esto está tomando un giro extremista o duro, y si se confirma mí me revientan, porque mi jefe, a menos que haya una producción muy grande... el común del día a día se bastan con ellos. A él ahora le da igual llamarme aunque viva en España porque sabe que al día siguiente estoy allí, pero en el momento en que esa persona tenga que hacer un papeleo o gestión con un ministerio o con quien sea, no la llamarán.
-¿Cómo se lleva trabajar con figuras de la talla de los que intervienen en La guerra de las galaxias?
-Depende. En Star Wars los chicos nuevos, cuando paran de actuar se acercan, preguntan por lo que estamos haciendo, los robots, pero actores como Harrison Ford cuando paran se van a la caravana a descansar. En general son encantadores, como Sigourney Weaver. Tenemos un código no escrito de no mostrarnos como fans con ellos. A John Knoll, un mito viviente, productor ejecutivo de Star Wars, supervisor de efectos especiales desde que se inventaron me tengo que limitar a darle los buenos días. A George Lucas lo tengo delante de mí en mi mesa y no le puedo gritar una verdad: "¡Por usted estoy yo aquí!".

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