23 abril, 2015

Rosita, el pájaro sin plumas


 

 Ayer, la mamá y la tía de Claudia, vinieron a contarnos un cuento mediante la técnica de los Títeres. 
El cuento se titulaba: "Rosita, el pájaro sin plumas"


Había una vez un pájaro que se llamaba Rosita. Ella vivía en un bosque tropical. Ella tenía un problema, había nacido sin plumas como todos los bebes pájaros pero cuando creció no le nacieron plumas como a sus hermanos Jorge y Pedro. Rosita se sentía muy triste porque no tenía plumas. También se sentía muy sola porque no tenía amigas. Ella no tenía amigas porque sentía vergüenza de salir a jugar en el bosque y que la vieran sin plumas. Los hermanos sin embargo tenían muchos amigos porque ellos eran pájaros normales. Los padres de Rosita la amaban mucho, ellos sabían que Rosita tenía vergüenza de salir al bosque. Entonces, por el amor que ellos sentían, ellos buscaban comida para Rosita. Rosita siempre se quedaba en su nido.
Mientras Rosita se quedaba en su nido, Jorge y Pedro jugaban en un bosque. Ellos vivían en un nido que estaba en una rama sobre la rama donde vivía Rosita. Ella se sentía celosa de las plumas de sus hermanos y soñaba con volar muy alto por el bosque tropical como ellos. Un día Rosita tuvo una idea, ella quería pegarse las plumas que encontraba cerca de su nido en su cuerpo pero las plumas no se le pegaban. Entonces esa idea no funcionó. Un día mientras Rosita estaba durmiendo, Jorge y Pedro estaban comiendo piña en su nido. El jugo de la piña calló en el cuerpo de Rosita. Cuando ella se levantó sintió que su cuerpo estaba pegajoso y entonces se le ocurrió otra idea. Ella recogió plumas que se caían de los otros pájaros para pegárselos en su cuerpo ya que estaba pegajoso. Ahora ella tenía plumas pero eran de todos colores entonces parecía un arco iris y se miraba chistosa y no quería salir al bosque.
Esa noche mientras ella dormía sus hermanos estaban nuevamente disfrutando de un sabroso mango. Al igual que antes el néctar a calló esta vez en sus plumas. Entre más mango comían, más néctar le caía en sus plumas. El néctar transformaba las plumas en color oro. La siguiente mañana ella se dio cuenta que sus plumas eran diferentes, ¡ahora ya tenían color! y Rosita se puso muy feliz porque ya por fin tenía plumas. Al final Rosita fue a jugar con los otros pájaros y todos admiraban sus brillantes plumas bonitas y después de muchos días de compartir con otros pájaros y volar por todos lados, Rosita ya conocía el bosque y tenía muchas amistades.

Braelin Carter






Después del cuento, les plantearon oralmente preguntas a los/asn chicos/as.


Por último, les prepararon una manualidad relacionada con el cuento para que realizaran en clase.




Maravilloso trabajo realizado por la Claudia y su familia. Gracias por hacernos deleitar con la estupenda narración del cuento. Nos ha gustado muchísimo. 
Desde aquí, me gustaría dar las gracias de una manera más especial y cariñosa a la mamá de Claudia. 
¡Enhorabuena!
Rosita, el pájaro sin plumas (CUENTO)

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